“Yo no escribo por escribir, ni por tener buena ortografía“ (como diría la versión literaria de Víctor Jara). Todo me vino como una maldición de la que no pude escapar, pues fue a raíz de una relación muy particular con un maltratador que tuve como pareja. Aquella experiencia me llevó a revelar, por puro instinto de supervivencia, los mecanismos que explicaban su conducta. Unas claves que, intuía, tenían, no solo el potencial de salvar vidas, sino de comprender los condicionantes emocionales que nos convierten en personas tóxicas o en imanes de este tipo de personas, con independencia del género. Así que fue la cruda realidad -y la distorsión del discurso mediático sobre la violencia de género- la que me arrojó a escribir mi primer libro de investigación psicológica: “El machismo no es el problema”, 2010, obra que dio paso a mi último libro al respecto, "Amar bien, un desafío individual".


Es decir, que mi primer libro NO fue de poesía. Sin embargo, desde adolescente acudía a la poesía cuando requería de sus beneficios catárticos y podía darle, además de belleza, una proyección universal a la forma y al contenido. Mi primer libro en este género fue "Secretos invertidos". Y después ya no paré: "Anhelos de un erizo alado", "Donde sucede la magia", "Soy poeta" y éste, "En otra línea de tiempo", que recoge los mejores poemas de 30 años, incluyendo los premiados a nivel local, nacional e internacional. Recientemente estoy explorando el género de la novela y, a temporadas, me da por los artículos de opinión, también desafiada por una confusa contingencia social y existencial.

En otro orden de cosas, soy orientadora-relatora, editora y
emprendedora autodidacta. Los cinco años que viví cuidando casas
vacías y viajando a dedo (por Chile, Argentina y Perú), fueron muy
reveladores sobre el poder de la ley de atracción y otras leyes universales. También descubrir los ayunos de no-hacer/no-comer/no-hablar, en contacto con la naturaleza, fue revolucionario en mi autoconocimiento.


Y por último, agradezco la dicha de haber conectado, en 2019, con uno de mis propósitos de vida: ser editora y, por tanto, madre potencial de muchas y asombrosas criaturas hechas libro a través de mi propia editorial, Imbuk.

 

Mis intereses actuales se centran en la espiritualidad sin dogmas, la conciencia sobre nuestro poder personal, la cocreación de realidades, la autosanación y el aprendizaje autodidacta. También me seduce la geo/exopolítica, la sabiduría ancestral, el cine, la física cuántica, salir de mi zona de confort y, por cierto, dejar de salvar el mundo. Llegó la hora de, simplemente, ser quien vine a ser y permitir que, eventualmente, eso sirva de inspiración a alguien.